Que no es más que la prueba palpable (palpable por el fisio, claro) de que necesitaba ponerme a hacer deporte.
Dos contracturas en los gemelos internos, eso es lo que tengo. Me duelen las piernas hasta el punto de no poder andar estirada, con la consecuente mofa de cercanos… Pero no pasa nada. Al fisio que me fui (bueno, a la fisio, que es mi amiga Patri) y, como gran profesional que es, me trató a las mil maravillas, y esto no es palabra de amiga, sino de cliente.
Me puso corrientes mientras me hacia un masaje en la espalda (en teoría iba por eso, por mis problemas cervicales) y luego me hizo un gran trabajo en los gemelos. No sólo salí de allí caminando mejor, sino que hoy puedo andar casi bien y subir y bajar escaleras decentemente… que, creedme, es un gran alivio.
Así es que nada, el lunes a seguir con el step y compañía; me parece a mí que este año no me voy a sentir tan mal cuando me coma los polvorones de chocolate…