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A veces pienso

Aún hay gente que no sabe lo capacitada que estoy para hablar de ciertos temas sobre comunicación, publicidad, identidad o para hacer cualquier tipo de trabajo artístico-estético-diseñístico. Aún se piensan que tengo 12 años… (Ah no, espera que con 12 años había leído más libros que mis compañeros en su vida).

Que después de de la licenciatura en Biología (me fui de ciencias por pasarme a letras), una licenciatura (5 años, por si no queda claro) en Publicidad y Relaciones Públicas, un máster oficial (posgrado) en Nuevas Tendencias y Procesos de Innovación en Comunicación (que estoy haciendo) y una licenciatura de 2º ciclo en Estudios de Asia Oriental (que empiezo ahora), me tomen por una migaja…

Que después de ser educada por unos padres maravillosos y en un entorno más que estupendo, dentro de la razón, la lógica, la crítica, el conocimiento del valor de las cosas, del esfuerzo y del «un 10 en un examen está muy bien, pero a la próxima lo puedes hacer mejor», del mundo artístico, musical y escénico, de resistencias, condensadores y circuitos, de libros, diccionarios y cuadernillos de caligrafía, dentro del respeto, la tolerancia y el amor a cualquier ser viviente, al entorno y a cualquier cultura habida y por haber, aún me tilden de una del montón…

Que aún demostrando día a día, cosa que no tengo ni por qué hacer, lo válida, capaz y preparada que estoy, me miren por encima del hombro y más sabiendo que no son ni la mitad de ilustrados que yo…

Que aún con todo ponga buena cara y sea la señorita alegrías y nada más que una chica mona…

Pues ya es colmo de los colmos. Y me hunde. Y me duele pensar que por no saber ni qué he estudiado no saben ni cuánto valgo. ¿Ahora la valía se mide con los estudios? Pues para eso lo he dejado escrito, por si acaso. Y me comparan con otras personas que no han hecho más que un curso de mierda de renombre (caro) y me los ponen de ejemplo… Y me lo creo. Me creo que soy una vaga y que nunca acabaré lo que empiezo. Que no valen para nada ni el italiano ni el japonés que estudio.

Y así es como me siento y me he sentido hasta ahora. Como una mierda una pelusa al lado de los que saben. A mí no se me pide consejo sobre algo que entraña alguna dificultad… ¡Ah, narices! Vaya, había olvidado una obviedad: soy mujer. ¿Cómo me van a pedir consejo sobre algo mecánico, por ejemplo? No, no, imposible.

Lo peor es que sigo con mi idea neura de hacer el grado de Arquitectura cuando tenga un trabajo que al menos cubra mis gastos y cuando acabe o bien el máster o bien una parte de la licenciatura de 2º ciclo… Pero claro, me miran con incredulidad.

Porque, aún con todo, no creen que sea capaz.

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Por cierto:

Ser publicitario no es ir a festivales, ganar premios y hacer spots molonesquetemueres.

RRPP no es eso de repartir flyers de discoteca, poner los cuñitos y demás.

Con esta entrada no quiero que se me diga lo maravillosa que soy, ni está hecha con ánimo narcisista, es, sencillamente, el reflejo de mi realidad, no quiero mover a la lástima en absoluto, sólo son pensamientos y sentimientos. Desde luego no toda la gente que me rodea piensa eso, por eso quiero agradecer a los que me apoyan y creen que aunque tenga 25 años puedo llevar todas esas ideas adelante porque estoy preparada.