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26

A algunas personas, cumplir 26 les supone un tremendo trauma porque (ahora sí, señores), estamos más cerca de la treintena.

Para mí no es trauma alguno. Será porque desde el 14 de julio, cuando cumplo la edad «X», ya ando pensando que tengo «X+1″… y no me desagrada en absoluto hacerme mayor… ¡Me gusta! No está bien ir contra natura, es perjudicial, llega un momento en el que no dices tu edad… Por ahora, no tengo ese problema (que, por otra parte, si sientes que con 26 no puedes decir ya tu edad, sí, tienes un problema, gordo).

Yo me siento más joven que nunca y creo que es porque sé disfrutar de cada momento. De cada lágrima de felicidad o tristeza, de cada grito de alegría o enfado… creo que eso es lo esencial. Y pese a que hay momentos muy malos, también sé que hay momentos muy buenos y que todo eso es necesario en esta vida para ir creciendo, aprendiendo y siendo, cada vez, un poquito más feliz.

Porque de eso se trata, ¿no?

¡De ser feliz!

Y cuidado, que la felicidad implica sentirse bien con uno mismo, con sus principios, su moral y su manera de entender el mundo, siendo respetuosos…

Así que, por ahora, creo que lo estoy haciendo más bien que mal.

Gracias a toooooooooodos los que me felicitasteis por todos los medios al alcance (que no fueron pocos: ¡150 personas! -merci carinyet, encara que no vas poder estar-) y gracias a mi familia por estar siempre y a mis padres por ser mis padres.