Ayer fui a una clase de caligrafía japonesa que nos dio la profesora Soja Cheng en Nihonya gracias a la profesora Maite Belarte.
¡¡La verdad es que fue genial!! Nos empastramos de tinta hasta, mmmmhh… ¡las sillas!
Soja-san, bueno, Soja-sensee, nos enseñó cómo se sostenía el pincel y empezamos a practicar en periódicos… Al principio estaba poco acostumbrada al tipo de pincel y cómo cogerlo, pero ¡¡al menos me felicitó por mi postura corporal!!
Poco a poco fui pillándole el truco y acabé por relajarme y concentrarme realmente…
Así, en lugar de estar rígida y presionada por hacerlo bien al pasar ya a los papeles de arroz (los buenos), intentaba convertir esa energía en un buen trazo… ¡y eso me relajó mucho!
Al final hice dos hojas de arroz… una blanca y la otra con detalles dorados y para ser la primera vez… sé que hay fallos, pero no están mal, ¿no?
PD: Fanma qué casualidad que tú también acudieras a clases… yo también he de volver… ¡engancha!