Intro. Empieza el pum, pum, tac, taca, pum, tac, pum, taca, taca del batería con el peinado afro cuadrado de los 90. Luego acompañan unos acordes del teclado de Ben Davey, y del bajo y la guitarra de Timon Martin y Fagan Wilcox, que hoy ha elegido unas gafas de pasta blanca enormes.
De repente, de entre una nube de humo coloreada por luces arcoíris, aparece un burruño de tela roja brillante y una melena negra… y la Apolo estalla. Entonces la luz deja ver a una chica realmente guapa. Y sensual. Y guapa. Kimbra Lee Johnson.
Creo que hay pocas personas a las que le siente bien un look como el que ella llevaba el pasado día 15: volantes rojos everywhere con detalles en blanco (haciendo un sentido homenaje a nuestra tierra), mangas farol caídas (como esas italianas sexy que disimuladamente dejan un hombro al descubierto), un trasero voluptuoso gracias a un enorme polisón (al estilo victoriano de uno de mis grupos favoritos, Rondó Veneciano) y unas «Lita» de Jeffrey Campbell. ¿Cómo os habéis quedado?
Bah, da igual. Es perfecta. Habla gustosamente unas palabras unas frases en castellano. Se equivoca y dice: «Again!» y lo vuelve a intentar, consiguiéndolo, llevando a las 200 personas que allí estábamos a una especie de éxtasis.
Podría deciros lo que pensábamos los que estábamos allí sin temor a equivocarme: «Madre mía, madre mía, una tía de nuestras antípodas por primera vez en España ha hablado en una lengua minoritaria que no conce nadie, como es el castellano! … ¡Espera! -atención al momento locura- ¡HA DICHO GRÀCIES EN CATALÁN!«. Y éramos pocos, que estábamos bailando separados sin tocarnos, pero aquello parecía Wembley.
Kimbra nos deleitó con canciones de su disco Vows, con la increíble versión de «Plain Gold Ring» de Nina Simone y alcanzó su locura con «Cameo Lover«, «Settle Down» y «Come Into My Head«.
– Lo mejor: la banda, la energía y ese GENIAL uso de los pedales para hacer sus propios coros y vocales en directo.
– Lo peor: la escasa horita y media de caramelo concierto. WE WANT MORE.
Ay, che, la próxima vez que venga Kimbra a España no seáis así y compraos una entrada. Aunque esté al 21% de IVA, ¡que es arte!