Hace varias semanas recibí una joyita en forma de libro. Es un regalo especial no sólo por la propia esencia del presente, sino porque está buscado adrede para mí (que diréis: «Obviamente»; pero no: a veces los libros, objetos de fácil transacción, se regalan al tuntún, que no está mal, pero está mejor lo otro ¿no?).
Me lo dejó en las manos sin envolver y nada más verlo me enamoré. Conocía a la autora pero no había leído nada de ella y tenía muchas ganas… El tema y la intención se resumirían en: has de ver también la otra parte de aquello que amas para amarlo más aún. Habla de Japón.
Me gustan los libros de Japón, o que suceden allí, o que están inspirados en sus calles y en sus gentes. Tengo bastantes y me fascinan porque creo que pocos de los que tengo te dan esa imagen encantadora y artificial que muchos interpretan del país del sol naciente. ¿Veis? «Allí nace el sol»; pues no. Se podría decir que allí se esconde el sol cuando a nosotros se nos hace de día… Es cuestión de longitudes. Igual que todo. Me gusta esa ambigüedad. Y ese savoir-faire con el que intentan impregnarlo todo y que llevan por delante como bandera y que causa situaciones hilarantes (para nosotros, claro…) como sucede en el libro.
Con estupor y temblores es como el antiguo protocolo imperial establece que uno debe dirigirse al Emperador. Estupor y temblores es una gran novela autobiográfica de Amélie Nothomb, una chica mujer, nacida en Kobe, hija de un diplomático belga y con libros publicados desde sus 24 años (porque escritora lo fue antes).
Es una novela cortita, con letra grande, barata y divertida, ácida y mordaz. Pero aunque parezca ligera, tiene detrás muchos nudos de garganta, que nosotros no tendremos que soportar… tan sólo reirnos y sucumbir con perplejidad a las salidas de los personajes.
Ficha de la novela en Anagrama
Ficha de la película en FilmAffinity
Entrevista en PDF en El País Semanal – 1 de marzo 09 – 5MB
PD: ¡Gracias por regalármela! 
