Como sabes, siento una gran debilidad por las universidades antiguas y los lugares extraños, esos rincones que una ciudad puede ocultar… así que desde el mismo momento que llegué a Barcelona me propuse visitar su Anfiteatro Anatómico. Nada más aterrizar en la ciudad, en 2009, miré horarios de entrada y me sentí desfallecer con lo que encontré: miércoles laborables de 10 a 12h, única opción para visitar esta maravilla:
¡Hasta hace unos meses! De repente topé con la opción de visitarlo en grupo, en una fecha determinada y a una hora concreta, pero que, por una conjunción de los astros, coincidía con mi horario. Sin pensarlo dos veces, reservé plaza, así que allí estuvimos. Te explico con todo detalle y un montón de fotos a continuación:
¿Qué es un anfiteatro anatómico?
Un anfiteatro anatómico, como bien habrás podido deducir, es literalmente un lugar donde se hacían disecciones humanas y al que se podía acudir a verlas. Tenía unas sillas dispuestas en forma de círculo u óvalo alrededor de la mesa central donde se trabajaba. Evidentemente estaba más bien pensado para estudiantes de cirugía y por allí habían pasado eminencias de la medicina… ¡aunque también barberos que querían cambiar de profesión! (Ten en cuenta que al principio era muy complicado estudiar medicina, o cirugía, y que si te tenían que operar seguramente lo hubiera hecho un barbero -¿Te suena Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet?- ).
El Anfiteatro Anatómico de Barcelona
Fue en el siglo XIV cuando se empezó a implantar la medicina en las universidades pero piensa que en aquella época no existían muchas y, por otra parte, los médicos, los cirujanos y los anatomistas tenían funciones distintas, cada uno se ocupaba de una cosa. Pronto los estudios avanzaron, pero estaba prohibida la vivisección humana, por eso se utilizaban animales y se implantó la cirugía comparada. Al generalizarse (¡aunque no todos podían diseccionar!) surgió la necesidad de construir lugares para realizar estas prácticas y, por eso, se crearon los anfiteatros anatómicos.
El finalmente llamado Hospital de la Santa Creu (Carmen, 57) se fue construyendo a lo largo de los siglos. Y durante años se fueron haciendo ampliaciones necesarias según avanzaba la sociedad y crecía el pueblo. Por ejemplo, la Casa de Convalescencia se añadió en el s.XVII o una de las últimas renovaciones, la sede del Real Colegio de Cirugía, que contaba con este Anfiteatro Anatómico de Barcelona construido en 1762. Durante el siglo XIX (por cierto, Gaudí murió en este recinto tras atropellarle el tranvía), el Colegio pasa a llamarse Facultad de Medicina y tras el traslado de esta, finalmente -con anfiteatro y todo- pasa a ser la sede de Reial Acadèmia de Medicina de Catalunya.
Por esta sala y en estos sillones se han sentado grandes nombres de la medicina y han estudiado personajes que han cambiado el curso de la ciencia. Por eso a mí no me llama la atención por el morbo, sino por la historia, las curiosidades y pensar que allí había gente, como yo, que intentaba hacer cosas diferentes pese a las dificultades técnicas de la época…
En el techo puedes leer «Cajal, Servet, Gimbernat y Mata», 4 hombres que lideraron cambios en la manera de investigar sobre nuestro cuerpo.
No sé si conoces «The Knick» (serie que te recomiendo ver) pero cuando visitaba este anfiteatro me imaginaba a gente del s. XVIII, como la de la serie, pululando por allí: enfermeras, anatomistas, cirujanos… pidiendo agua, más luz o que le secaran los salpicones de la cara. También imaginaba a alumnos preguntando y a profesores sentados en las sillas de eminencia dirigiendo las clases.
La bonita araña central puede bajar y subir para iluminar más de cerca. Por eso también pensaba en las innovaciones tecnológicas, la llegada de la electricidad o la primera mujer que se sentara en estas sillas…
Si te fijas en fotos anteriores, verás que en el interior de la sala hay unos balcones, como si se trataran de palcos de un teatro. En esos balcones se apostaba la gente más o menos de bien para no perder detalle de lo que se hacía allí…
En aquel momento, un anfiteatro anatómico era una diversión siniestra (como sería ahora, ciertamente) pero la gente rica quería saciar su curiosidad y pagaba por asistir. Como no querían ser descubiertos, en los balcones se hicieron esas celosías que ves de color dorado, que permitían ver lo que sucedía abajo sin ser vistos. En dinero de la «entrada» se utilizaba para mantener el anfiteatro.
Allí se estudiaba anatomía y claro, para ello había que abrir el cuerpo. Si te fijas, la mesa de disecciones tiene unos orificios por donde desaguar los líquidos corporales (no solo sangre)… pero si te fijas aun más, verás que todavía hay manchas que oscurecen el mármol blanco, que lo hacen rojizo o amarillento: no, no son las vetas de la piedras… son los restos que no se pueden limpiar.
Además de que para analizar un cuerpo anatómicamente abriéndolo es más cómodo si no tiene mucha grasa, la mesa no soportaba una gran cantidad de peso, por lo que los cuerpos debían ser más bien esbeltos o delgados.
Y diciendo obviedades: también se necesitaba un cuerpo… ¿De dónde salía? Muchas veces se conseguían cuando mendigos y gente a la que nadie buscaba moría. Es lógico, ya que la creencia religiosa impedía a los familiares donar el cuerpo de su ser querido. Se tenía que sepultar, sí o sí… por eso, cuando necesitaban cuerpos, se traficaba en los bajos fondos y se sacaban los cadáveres de personas acabadas de enterrar fallecidas en accidentes, o niños o madres que morían tras el parto o de familias de pocos recursos que nunca más volverían a abrir las sepulturas.
A mí me fascinó…
¿Te gustaría visitar algún lugar como este?
Documentación y otros anfiteatros o teatros anatómicos en el mundo
– El Anfiteatro Anatómico de la Universidad de Bolonia (Archiginnasio, Bologna, Italia) – este lo he visitado y es maravilloso.
– El Teatro Anatómico de la Universidad de Padua (que es, posiblemente el más antiguo).
– Un documento que vale la pena leer si te ha parecido interesante el post es este El primitivo teatro anatómico de Barcelona.
– La tesis de Claudio Galeno-Ibaceta llamada Teatros anatómicos: Padua, Barcelona y París La conciencia del cuerpo en la arquitectura.
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