Al margen de las albóndigas y los pasteles de chocolate, IKEA, como sabéis, tiene muebles asequibles, sencillos y todoterreno.
Lo bueno de estos muebles es que están bien pensados y al ser tan simples, se pueden modificar e integrar con el resto de la casa.
Así es que hoy os traigo el primero de los posts de la nueva sección DIY que os comenté, y os mostraré cómo he modificado este sencillo taburete Frosta
Para que fuera el taburete de mi tocador tenía que cumplir unos requisitos:
- – que tuviera un color similar al de la mesa (marrón)
- – que la tela fuera un poco impermeable por si acaso le cae crema o líquidos
- – que no le robara protagonismo a unas puertas asiáticas preciosas que tengo de cabezal
Dicho esto…
Lo que hice, y podéis hacer vosotros, es tapizar el asiento y cambiar el color de las patas, por eso es importante escoger un buen tinte y, sobre todo, una buena tela. La que veréis la compré en Ribes i Casals y tiene un acabado plástico y un tono dorado a juego con el cabezal. Además compré guata, para que el asiento estuviera mullido.
¡Manos a la obra! Lo primero que haremos será juntar las herramientas necesarias:
- – Destornillador de estrella
- – Pistola con grapas
- – Lija
- – Pincel
- – Tinte oscuro
- – Guantes y bolsas de basura para no ensuciar
Adicionalmente podéis darle un acabado especial utilizando:
- – Martillo
- – Tachuelas doradas
- – Tapetas de fieltro
Comenzaremos desatornillando las piezas de la silla y empezaremos lijando un poco las patas para retirar la capa satinada que tienen. Con un trapo un poco humedecido limpiaremos el polvo que pueda quedar y empezaremos a pintarlas. Siguiendo las vetas de la madera daremos tantas capas de tinte como sean necesarias, dejando secar entre capa y capa (siempre hay instrucciones en los botes de pintura, ¡seguidlas y tened paciencia!
Mientras las patas se secan, seguiremos trabajando. Mediremos el asiento para saber cuánta tela hemos de cortar. El taburete Frosta mide 35 cm de diametro por lo que hemos de cortar un cuadrado de tela de mínimo 45 cm (¡hemos de tener en cuenta el borde de la madera y que la tela ha de plegar hacia dentro!), más vale pasarse que no llegar.
Primero trabajaremos con la guata, que es el tejido esponjosito que pondremos de relleno. Lo que yo he hecho es comprar bastante guata y doblarla en varias capas cuadradas para tener más grosor. A la hora de colocarla, dejaremos en el suelo un trozo de guata cuadrado, pondremos la que hemos doblado encima y colocaremos a continuación el asiento de madera. Doblaremos las esquinas de la guata cuadrada hacia dentro, grapando cada esquina con la pistola.
Después repetiremos el proceso con la tela que hayamos escogido: primero graparemos las esquinas y seguiremos con los laterales hasta completar toda la circunferencia. Además de estirar bien esta última tela, procurad grapar a unos 3 cm del borde, esto nos permitirá cortar la sobrante.
Para rematar podéis cortar una tela o papel para tapar la tela grapada y añadir las tachuelas antes de poner las patas. Pegando unas almohadillas de fieltro tras colocar las patas ya secas, ¡tendremos el taburete acabado!
¿Qué os ha parecido el resultado?
¿Fácil o demasiado complicado este primer DIY? ¡Dejadme comentarios!