Ayer corrí mi primera carrera de 10 Km en Barcelona: Correbarri. La verdad, no las tenía todas conmigo pero mi idea era ir a correr para acabarla… y la acabé, así que, para mí, eso fue lo primero que contó.
Digo que fue lo primero que contó porque no miré ni el tiempo, ni nada en todo el recorrido, así que me di cuenta al llegar a meta que batí mi propio récord de ritmo. No iba para eso pero, por supuesto, también contó.
La carrera en sí es bastante divertida: eliges uno de los 10 distritos de Barcelona al cuál quieres representar y corres con ese color. Al final hay un trofeo que se lo lleva el barrio más rápido. Yo elegí el barrio donde vivo, Eixample, y quedamos segundos.
La carrera era a las 9:00h y entre lo nerviosa que estaba y según lo que me había informado (nunca había corrido tanta distancia), me levanté a las 6:00 – 6:30h a desayunar. Dicen que es necesario ese tiempo para no tener el desayuno dando vueltas… así que me tomé un racimo de uvas y un yogur y a las 8:30h ya estaba dejando la mochila en el guardarropa.
Cómo me fue la carrera
Sorprendentemente me fue muy bien, iba muy tranquila al empezar a correr aunque pasé por la salida con un lío en los auriculares y enganchada con la botella, jajajaja, ole, ole
Menos mal que cogí buen ritmo (notaba que ni me ahogaba ni iba cansada), así que lo mantuve hasta el quilómetro 7. Entonces apreté un poquito y corrí algo más rápido… Cuando iba pasando por las señales de quilómetros iba diciéndome a mí misma: «Venga, solo quedan 3, eso no es nada», «2, venga, solo 2, esto ya está»… Al final acabé animándome en voz alta y la gente de alrededor se contagiaba de alegría. Eso es lo más emocionante de todo.
Eso, y ver la meta al final y correr, correr rápido, correr llorando de alegría y de cansancio… eso también lo más emocionante de todo. Básicamente entré en la meta llorando:
Cosas que he aprendido
Hay gente que dice que eso de correr es de posers, no les hagas caso. Si te gusta correr o quieres probarlo, hazlo. A mí al principio no me gustaba nada, nada, nada, solo era que estaba acostumbrada de mi época de jugadora de baloncesto, que tenía que hacerlo sí o sí. Si fuera poser no saldría ni a correr: me haría la foto y para casa.
Ahora corro porque me apetece mucho y suelo salir día sí, día no, o días seguidos, según me dé. Pero en las carreras es diferente. Con esta:
– He aprendido a valorar mis capacidades. No solo físicas, sino mentales.
– He aprendido a tener más perseverancia y a dejarme convencer por mí misma. Parece una tontería y no sé si te pasa, pero a veces no me creo lo que me digo. Es como si hubiera dos yo diciendo cosas opuestas.
– También he aprendido a no rendirme cuando el día antes se me pasó por la cabeza no ir. Y cumplir una promesa que me hice: «Me apunté, así que voy».
Al final correr es mucho de coco (oh, ¿te suena lo de coco? ¿Coco? ¿Coco la Coquette? ) y de estar solo ante ti, pero también contigo. Esta vez me he vencido a mí misma: he conseguido un ritmo de 6:33 min/km y un tiempo real de 1h 06min 27seg. Estoy muy contenta. Sigo muy contenta, como cuando llegué a meta:
Cargando
¿Alguna vez has hecho una carrera de 10 Km? ¿Tienes alguna recomendación que darme? ¡Dime!
Dejar un comentario