Recuerdo perfectamente mi viaje a Guangzhou, China. Ha sido el más largo que he hecho, no de distancia, sino de horas viajando (24h.), de horas dentro de un avión (20h.)…
Viajaba con China Southern y recuerdo que tuve que pedir por favor que no me sirvieran más comida. Fue algo gracioso porque la gente a mi alrededor me miraba extrañada, incluso molesta, por pedir que no me la sirvieran. Creo que en total fueron 8 comidas y cuando llevaba 5 pedí no comer más.
En el viaje a Tokyo también nos sirvieron bastante comida pero de manera mucho más moderada. Esta vez, yendo a Nueva York ha sido lo más parecido al viaje hacia Japón, por suerte.
Pero he de confesar que al final suelo acabar bastante cansada y llena de las comidas en el avión en vuelos tan largos. Creo que, sencillamente, es por no consumir esa energía que estás metiéndole al cuerpo, Macarena. ¿Has tenido esa sensación alguna vez al viajar?
Esta fue la 1ª parte de la comida en el último viaje, a Nueva York, de 8-9 horas:
Embarcamos a las 10:30h, nos dieron un aperitivo y luego la comida, con entrante, primero y segundo plato, como ves. Cuando acabamos de lo que sería «nuestra comida» (por horario), al cabo de un par de horas, nos dieron una merienda. Imagino que aun con nuestro horario europeo pero empezando a comer estilo americano.
Porque si la cantidad de comida me perturba un poco (y eso que está muy bien ajustada por horarios y cantidades), lo que más me gusta de comer en un avión es que según vas acercándote al destino, van introduciendo productos y estilos de comida del lugar a donde vas…
¿Alguna vez te ha sucedido lo mismo?
Por cierto, a mí me había dado tiempo a dibujar algo cuando me dieron la cookie calentita…
Ya te contaré más cosas interesantes sobre el viaje a NYC y algunos sitios imperdibles por si vas.