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Cibeles por dentro

Gracias a L’Oréal Paris, he podido disfrutar, como asistente y bloguera por un día, de la que es la pasarela española más conocida: Cibeles Madrid Fashion Week. En este caso se trató de la 49ª edición de tal evento, donde L’Oréal cumplió su décima cita como maquillador y peluquero oficial. Os cuento cómo fue mi experiencia, todo lo que vi y pude husmear y no os olvidéis de visitar lo que más me gustó de cada desfile del día 22.

14.1

Sobre las nueve y cuarto llegué al recinto de IFEMA en Campo de las Naciones y me dirigí al pabellón 14.1 donde se celebra Cibeles. Pensaba que iba llegar tarde pero voilà! aún estaban arreglando cosas por dentro, aspirando, colocando productos en los stands, etc. Era muy interesante ver cómo aún a esas horas el movimiento parecía lento por acabarse de desperezar, sin embargo la gente corría para dejar todo en orden y que estuviera listo para las 10. Sí, es curioso ver cómo las modelos, iban, venían, escuchaban música con sus reproductores, se relajaban, con el pelo arreglado, planchado, con un par de rizos y ganchitos para moldearlo.

Me di unas vueltas por dentro, ubicándome y centrándome, viendo dónde se encontraban los vestuarios y cómo estaba distribuido todo y después de encontrar la sala de prensa que HP había montado, me fui al primer desfile.

El post es extra largo, pero creo que vale la pena leerlo y acompañarme recorriendo los entresijos de CibelesMFW. ¡Podéis hacerlo a cachitos! Entonces, ¿os interesa?

Al salir de ver mi primer desfile, volví a recorrer el recinto que ya estaba todo montado. En un lateral de la sala Cibeles estaban los diseñadores jóvenes vendiendo su ropa y complementos. Había un probador y un espejo y podías adquirir allí mismo las prendas, comprándoselas al mismo diseñador Un vestido que me encantó, fue el que veis en la foto de Eugenio Loarce, de Ciudad-Real, pero había muchos otros y lo ideal es que les podías preguntar sobre las colecciones y tenían el precio puesto (rondaban los 60-180€ dependiendo de la pieza), con lo cual podías trajinar entre las prendas y ver también las ideas de estas mentes fresquitas.

El Cibelespacio era un lugar donde los diversos patrocinadores ponían sus stands, pero no creáis que era en plan feria cutrecilla, no.

En realidad estaba genial. Por ejemplo, Grey Goose, la marca de vodka, patrocinó el kissing. En un aparte creó un ambiente dedicado exclusivamente a tomar una copa después de los desfiles (y felicitar al diseñador y a los amiguetes, de ahí kissing), la decoración era muy acorde a la marca francesa y las mesas estaban adornadas con el logosímbolo: varios cisnes volando. Lancia, otro patrocinador, tenía allí el nuevo modelo de Lancia Delta y presentaba una iniciativa solidaria «Th’nk’n«, con un concurso de camisetas, además, llevaba a las modelos del hotel a IFEMA.

Además del kissing estaban varias marcas editoriales con sus revistas: Glamour, Elle, Hola, MMModa, Tendencias, AR, Citizen K, Cosmopolitan, Marie Claire, Neo2, Telva, Vanidad, Woman y Yo Dona. En los stands de Elle, Glamour y Yo Dona, L’Oréal Paris tenía montados 2 mini camerinos donde profesionales de la firma maquillaban a las asistentes y ¡se hacían unas colas enoooooormes para poderse sentar delante del espejo con bombillas y conseguir el look de moda!

Por otra parte, pude comprobar como las Victoria están más en boga que nunca y lo demostraron, no sólo con su presencia en un stand, sino en los pies de los voluntarios y acomodadores más jóvenes que lucieron unas zapatillas plateadas con cordones fucsias muy atrevidas.

Cruzcampo Light tenía un bar montado y justo al lado, como el FIB era otro de los colaboradores de Cibeles, se realizaban actuaciones en directo… vamos, ¡todo un espectáculo!

¿Que una quería descansar de tanto estrés? Pues ale, a que nos hicieran un masajito en el stand de Iberostar… Y sí, lo que estáis pensando es verdad: la gente iba y arrasaba con todo. Revistas, masajes, folletos, pastelitos, agendas… ¡todo!

De vez en cuando me pasaba por la sala de prensa que ya os he nombrado anteriormente para sentarme a escribir, con la excusa de que no se me olvidara nada y luego poder contároslo. Allí pude conocer a gente que escribe en diferentes medios, como Ana Calvo de HoyMujer.com, Ana Serrano de Soitu.com o la jefa de prensa de Hannibal Laguna, Elsa Fernández. De vez en cuando me acercaba a tomar algo a la pequeña barra que teníamos en la sala, podíamos coger agua fresquita, cafeses varios, refrescos y también servían en unas mesas altas papas, galletas, canapés y minibocadillines de salmón, vegetales, embutido… ¡ÑAM!

Lo más gracioso de todo era ver a los fotógrafos, muy campechanos ellos, en zapatillas y ropa de safari fotográfico y por otra parte a los/las redactores/as más fashion y a la última. Al final eran todos unos profesionales, pero era curioso ver a las dos especies conviviendo

Por cierto, casi se me olvida, una cosa curiosa que sucedió esa mañana fue que desfiló un chico para Antonio Alvarado que no estaba previsto en principio. El chaval en cuestión, Isaac, era un mozo de almacén, burrero, como les llaman, y se encargaba de llevar y traer las cajas de los diseñadores y demás. Resultó que uno de los modelos no convencía al diseñador y le pidió al chico que se probara una chaqueta a ver qué tal. En definitiva, ahí teníamos a su pareja en segunda fila aplaudiendo bien fuerte… Y es que el Isaac, de 24 años, lo hizo genial. De hecho hasta que no lo vi con la bata blanca característica de mozo de almacén por backstage, no caí en la cuenta de que ¡¡no era modelo!!

Sobre la una y algo, creo que fue, me encontré con América Vallejo, de L’Oréal Paris, me dio una vuelta por backstage (que yo había husmeado un poquito) y me invitó a pasar a la sala de maquillaje y peluquería que L’Oréal, como maquillador oficial de Cibeles, había preparado. Me daba un poco de vergüenza y un nosequé por si molestaba, pero me tranquilizó diciéndome que podía volver cuando quisiera porque mi pase me lo permitía

Allí, me contó que trabajaban 30 personas (15 de peluquería y 15 de maquillaje) y que entre desfile y desfile tenían sólo 45 minutos para arreglarlas a todas. Cuando el diseñador escogía a muchas modelos para desfilar, era todo un caos controlado, se pasaban muchos nervios y se vivían momentos de tensión (pero como luego se podía comprobar, estaba todo perfecto).

El equipo que coordinaban Beatriz Matallana (directora de peluquería) y Yolanda López (directora de maquillaje) daba lo máximo para que todo saliera como se había ensayado milimétricamente, para eso, durante los desfiles, se llevaban su armamento de L’Oréal para retocar y acabar de dar el punto de gracia a las modelos justo antes de que aparecieran en la pasarela (lacas, gominas, sombras, lápices, carmines…). Para relajarse mientras esperaban o mientras estaban siendo atendidas, las chicas escuchaban música o leían libros, pero también muchas ¡jugaban con las consolas! Además, L’Oréal, pensando en ellas, les había puesto una sala de descanso con unos divanes súper cómodos y un ambiente relajado, algunas de ellas incluso durmieron todo el día allí, ¡pobrecitas! Justo enfrente de estas salas había un puestecito de Nespresso donde me pedí un descafeinado que me sentó la mar de reconfortante y muchas (y muchos) modelos se paraban a pedir uno también.

Además, había un gran mural en forma de 10, donde se colgaban polaroids de las modelos o de visitantes famosos… o de visitantes no conocidos ¡como yo!

Después de esto campé a mis anchas por el backstage y luego me acerqué de nuevo por el espacio cibelino a ver qué se cocía entre desfile y desfile. Había un Water Bar donde servían aguas de diferentes marcas y partes del mundo y los de Telva me regalaron una agenda (que regalé, a su vez, a mi madre que se puso toda contenta), eso sí, menos mal que dio la casualidad de que andaba por ahí porque fue dármela a mí y ¡desaparecer la caja que la chica tenía! ¡Madre mía!

Además, Telva tenía un stand precioso, con cupcakes de mil colores (de mentirijillas) inspirados en diseñadores de CMFW y también se podían comer unas nubes-golosina que habían preparado para la ocasión… ¡todo un amor! (en realidad quería llevarme alguno pero jo, sólo comí nubes blanditas )

Más tarde estuve viendo en backstage un desfile y pude comprobar cómo retocaban a las modelos y los nervios que se pasaron. No sólo estaban allí fotógrafos y encargados de la organización, algunas modelos animaban con su presencia a sus amigas que en ese momento desfilaban, y es que entre ellas se cuidaban mucho, se reían y abrazaban y compartían bromas y guiños… Ya que es tan duro este mundillo, para qué fastidiarse más ¿no?

Aquél día pude ver a tops como Marina Pérez, Sheila Márquez, Amparo Bonmatí o Madeleine Hjört, entre otras, y un montón de famoseo y gente conocida, como Carmen Lomana, Alberto Ruiz-Gallardón, David Delfín, María Patiño, Laura Pamplona, Leire Martínez, Olivia de Borbón, Gemma Bueno, Loquillo y por supuesto los grandes protagonistas ¡los diseñadores!

Para disfrutar un poquito de Grey Goose me fui al kissing de Lemoniez (yo no me puse a dar besos a nadie, pero aquello era un no parar) y pude saborear un cóctel riquísimo (que conste que cogí la copa más vacía porque me podía dar un yuyu allí ) y unos macaroons turquesas que te ofrecían. La verdad es que estaba genial ambientado y siempre que acababa un desfile aquello era un bullicio de gente, cámaras grabando y haciendo fotos y camareros yendo y viniendo con aperitivos.

Después me dirigí al espacio que L’Oréal tenía para la gente de la firma y otros invitados, junto con América, donde pude picar un poco, y escribí el micro post para el blog de L’Oréal en Cibeles 09 donde hablé, de una manera escueta, sobre las tendencias en maquillaje y peluquería que había visto durante el día. Al acabar nos fuimos las dos corriendo a ver a Ana Locking, que no nos lo queríamos perder.

Os dejo con el trepidante ir y venir de lo que se vivió en backstage:

¿Nos os parece sorprendente ver cómo las modelos tienen tan poco tiempo para cambiarse y salen tan perfectas luego a pasarela? Claro que depende de la cantidad de chicas que haya en un desfile, cuantas menos, más han de correr y más nervios se viven. A mí me llamó mucho la atención lo altas y delgadas que eran de cerca, casi frágiles, diría yo, y luego lo estupendas que quedaban desfilando, con la ropa a medida y perfectamente colocadas. Se miraba con lupa el más mínimo detalle y se seguía el desfile con una tele instalada en backstage para que se pudiera calcular cuándo tenían que salir las/os modelos. Y al final, ellas mismas se daban ánimos, se aplaudían y abrazaban, incluso en el de Ailanto se les animó a hacerlo delante de las cámaras, y que valoraran su gran trabajo.

Antes de despedirme de todo esto me compré una camiseta de Cibeles bien chula (por recomendación de las vendedoras cogí la negra, ya os la enseñaré cuando haga buen tiempo) y le dije adiós al pabellón 14.1 (o ¿hasta otra? ).

Total, yo me fui encantada y con un gratísimo recuerdo de allí, del trato genialérrimo que recibí por parte de L’Oréal y, sobre todo, de América (¡gracias preciosa, eres un sol!).

Os recomiendo, si tenéis la posibilidad de ir, que en otra ocasión os acerquéis a ver, un día al menos, de Cibeles y podáis disfrutar de todo esto vosotros/as mismos/as. Vale la pena vivir la locura de la moda, del fashion system (con todo lo bueno y malo que conlleva) y de un evento tan grande como éste.

Podéis ver todas las fotos que tomé ese día en el álbum Cibeles 09 de mi Flickr y los vídeos que hice en el álbum de mi Vimeo. Además encontraréis trucos de belleza y maquillaje en el canal de Youtube de L’Oréal España.