CocolaCoquette.com

Caerse por las escaleras

¿Cuánto tiempo hace que no os caéis?

Yo, un día.

Iba a decir «ayer me caí rodando«, pero sería más ajustado a la realidad decir «ayer di con mis huesos en todos los bordes de los escalones y, resbalando, llegué al final de un tramo de la escalera». Y menos mal que no era de caracol o infinita la susodicha, sino aún sigo cayendo (gracias a mi chaquetón estilo bomber).

En su momento me reí bastante y no noté el dolor, pero a medida que pasaba el tiempo he ido percatándome del daño que me hace el lateral izquierdo. Además tengo marcada, en un bonito morado-cambiante, la cadera. Y no contenta con eso, he querido rematar el precioso conjunto con una herida granate rubí. Todo muy artístico.

Nada, pero estoy bien, no sufráis

Lo que me ha venido a la cabeza es el tiempo que hacía que no me caía. Mucho. Muchísimo. ¿Me he caído alguna vez?

He jugado muchos años a baloncesto y era evidente ir por el suelo. Las caídas eran bonitas, profesionales y formaban parte de tu trabajo: tenías que recuperar ese balón sí o sí. Pero ¿y caerse por la calle? ¿En qué momento dejamos de caernos?

Yo recuerdo que de pequeña siempre estaba en el suelo. Te caías, te hacías una herida que mutaba a costra y arreando (bueno, falta el paso de «te rascabas la costra y te la salía otra» pero podría quedarme en el bucle hasta el infinito). Pero en serio, ya no recuerdo caerme desde que era enana.

Supongo que conforme nuestro centro de gravedad va variando el cuerpo se dice a sí mismo que ha de ser elegante y no ir a rastras por el polvo. ¿Por qué las caídas en nuestra vida son cómo una campana de Gauss invertida? Muchas en nuestra infancia y también al ser mas débiles cuando somos mayores, pero pocas durante los años centrales de nuestra existencia.

Y lo más importante: ¿quién puso allí las malditas escaleras?

PD: En serio, ¿cuánto hace que no os caéis?