Después de un tiempo buscando un gatito (bueno, en realidad era gatita lo que buscábamos, pero no importa), ya ha llegado a casa: ¡Phoenix!
Es un pequeño gatito pelirrojo de 5 meses con la cola en zigzag, que hemos adoptado a través de Faada. Se lo encontró «en la calle» un chico y lo llevó a un veterinario diciendo que él no lo podía tener en casa porque tenía un bulldog (¿?)
Total, que gracias a Antonia, a Mª Àngels (de Rescat) y a Marisa (la veterinaria), gestionamos la adopción y ya tenemos a Phoenix en casa, esterilizado y con su chip.
Y por si no teníamos suficiente con los súpermuñecos y bustos de Alex, ¡seguimos aumentando la familia!
Ahora ya sabéis por qué se llama Phoenix, ¿no?
Creo que es importante adoptar porque hay muchos animales que son abandonados al hacerse un poco más mayores, por coger alguna enfermedad o sencillamente por cambiar la situación familiar, y esos son los que mejor suerte corren. Los hay quemados, maltratados, etc.
Tener una mascota es divertido pero es una responsabilidad. Vale, me falta empezar esta frase con un «Niños, ¡tenéis que ser consecuentes!», pero qué narices, ¡es que es verdad!